El ser humano recurre a muchos placeres para hacer más satisfactorio su tránsito terrenal, y que le brinden un disfrute al cuerpo, al alma y a la mente. Entre estos deleites, la comida y las relaciones sexuales predominan en la lista.
Sin embargo, muchas personas sustituyen el deseo sexual por las ansias de comer, llegando al punto de generar una dependencia tal por los alimentos, que se vuelven indiferentes ante los cambios físicos y las consecuencias que éstos acarrean.
Según explica el urólogo, Salvador Rocafull, en los obesos masculinos se incrementan los tejidos grasos, y es en ellos donde se da la transformación de la testosterona periférica en estrógenos. Como consecuencia, se generan cambios en los caracteres sexuales primarios del hombre, como tamaño del pene y testículos o secundarios, entre ellos, distribución del vello en el cuerpo e incremento de la musculatura y finalmente, por efecto de la disminución de la testosterona, se produce una reducción en el vigor para mantener relaciones sexuales y en la libido.
Al respecto, amplía el especialista que la aparición de ginecomastia o desarrollo de mamas, la pérdida de vello en el cuerpo y la disminución en el deseo sexual, son las principales alteraciones que experimenta un hombre obeso, pero también su pareja de manera indirecta, pues tarde o temprano deja de resultarle atractivo por su aspecto chocante.
Sin fuerzas y sin ganas
Debido al aumento de la masa corporal y los tejidos que el corazón debe oxigenar, las personas obesas tienen que enfrentar la hipertensión como una complicación que desarrollan y que aumenta el compromiso cardiovascular. Por ende, la vitalidad disminuye, lo cual termina por ocasionar una baja de la resistencia y el vigor que mantiene activo al hombre durante sus relaciones sexuales.
"Si hay problemas de hipertensión arterial muy probablemente el daño en el endotelio vascular será tal que desencadenará en la disfunción eréctil, como trastorno sexual que imposibilita al hombre para sostener una erección con la que pueda alcanzar el coito y tener una relación sexual satisfactoria", explica el doctor Rocafull.
Aunado a estas causas orgánicas, los cambios que surgen en la motivación sexual ocurren debido a una significativa disminución que se observa en la libido y, por ende, a la forma cómo se sustituye el deseo sexual por el placer de comer compulsivamente.
Alternativas de tratamiento
Actualmente hay terapias orales muy efectivas como la que brinda el tadalafilo, una opción para tratar la disfunción eréctil y, al mismo tiempo, recuperar la espontaneidad en las relaciones, sin efectos colaterales o limitaciones por enfermedades concomitantes.
No obstante, el galeno insiste en la necesidad de que el paciente no se automedique y menos si es una persona obesa, ya que ocurre frecuentemente que por vergüenza a enfrentar su condición, el hombre incurre en la búsqueda de una rápida solución, sin consultar la opinión de un especialista, quien es, en definitiva, el que lo orientará sobre el tratamiento adecuado. Las consecuencias que resultan de la transformación de las hormonas masculinas en femeninas en los hombres obesos, inciden de una u otra forma en los cambios físicos y psicológicos que generan la disfunción eréctil. Por ello, el urólogo indica finalmente que el principal tratamiento se dirigirá a disminuir el peso con dieta y ejercicios, para que se mejoren las condiciones del corazón y los factores psicológicos, como la ansiedad en el apetito, pero no por las comidas, sino por el sexo.
1 comentarios :
El tadalafilo es solo una solución rápida a los problemas de erección que le permite al paciente lograr una erección satisfactoria mientras el medicamento está en su cuerpo. El tadalafilo no cura la disfunción eréctil. En los hombres obesos, la cura para la disfunción eréctil es reducir el peso para mejorar la circulación sanguínea, que es la causa de los problemas de erección. Las personas obesas generalmente sufren de hipertensión arterial que causa problemas circulatorios que también afectan la función sexual.
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