24 de julio de 2009

Rinitis y sinusitis

Posted by Orlando Quevedo On 13:17 Sin Comentarios

¿Qué es?
Las fosas nasales son dos pasillos paralelos separados en el centro por el tabique nasal, que se extienden desde sus orificios externos hasta la faringe. Sus funciones son regular el flujo nasal (genera resistencias que controlan el aire que respiramos), acondicionar el aire (lo limpia, lo humedece y adecua la temperatura), defensa inmunológica (generando anticuerpos), defensa mucociliar (moco para detener agentes externos), olfacción (en la parte superior de la nariz), influencia en la fonación (cavidad de resonancia) y drenaje lagrimal (es por donde se eliminan las lágrimas).
La mucosa que tapiza las fosas nasales se caracteriza por una gran vascularización. Los senos paranasales son una serie de huecos situados en el interior de los huesos que rodean las fosas nasales (cráneo y cara). Hay cuatro tipos: maxilares, etmoidales, esfenoidales y fontales. Se encuentran en comunicación con las fosas nasales a través de unos agujeros u ostium, y están tapizados por una mucosa parecida a la del aparato respiratorio. Los senos paranasales aparecen de forma progresiva a lo largo de los años, de forma que al nacimiento sólo existen unos pocos senos, y poco a poco irán apareciendo nuevos durante la infancia hasta la edad adulta.
Se denomina como Rinitis a aquellas inflamaciones de la mucosa que recubre las fosas nasales, bien por causa infecciosa, o bien por otras causas como alergias, alteraciones funcionales, por enfermedades metabólicas y tóxicos, etc. Cuando esta inflamación se extiende a los senos paranasales decimos que existe una rinosinusitis.
Por otro lado denominamos sinusitis al cuadro que cursa con la inflamación de la mucosa que tapiza los senos paranasales. Se trata de una afección frecuente en países desarrollados llegando a afectar hasta el 50% de los habitantes del norte de Europa. En niños el seno que más se afecta es el etmoides, mientras que en adultos es el maxilar. En ocasiones pueden afectarse todos los senos paranasales denominándose entonces pansinusitis.
¿Cómo se produce?
Las Rinitis pueden clasificarse en agudas y crónicas, o también según el síntoma que predomina la congestión nasal o la sequedad. Rinitis presentan un origen diverso.
La causa de la inflamación de la mucosa puede ser debida a:
Agentes infecciosos bacterianos: como es la vestibulitis (infección de los folículos pilosos o pelillos en el inicio de la fosa nasal), o la rinitis por gonococo del recién nacido.
Agentes infecciosos virales, muy frecuentes: como es el catarro común o rinitis aguda inespecífica, o la rinitis por el virus de la gripe.
Otras causas:
Por la estimulación por un agente alérgico (Rinitis alérgica),
Por excitación del sistema parasimpático, debido a cambios bruscos de temperatura, irritantes, fármacos u hormonas (Rinitis vasomotora),
Por uso de descongestionantes nasales (rinitis medicamentosa)
También puede aparecer en el embarazo (rinitis del embarazo o gravídica).
Por repetición de episodios de rinitis aguda, debido a factores predisponentes como la desviación de tabique nasal o la hipertrofia adenoidea (vegetaciones) (Rinitis crónica simple),
Un estadio más avanzado de la rinitis crónica simple es la rinitis crónica hipertrófica, con cambios permanentes de la mucosa nasal.
En relación a ambientes secos y la contaminación (rinitis seca o atrófica) que puede evolucionar a un estado más avanzado de atrofia de la mucosa denominado Ocena.
Algunas enfermedades generales pueden cursar con rinitis, es el caso de la Enfermedad de Wegener, la mucormicosis, la sarcoidosis, la lepra, el sarampión, el lupus eritematoso, la tuberculosis, algunos hongos, etc...
El mecanismo por el que se desarrolla una sinusitis se basa, en la mayor parte de los casos, en un mal funcionamiento del drenaje de secreciones a través del ostium, por causas locales o generales (la causa más común es la obstrucción). Esto dificulta la ventilación y el drenaje del seno, y favorece por otra parte la disminución de la oxigenación en la cavidad y el crecimiento bacteriano. En el caso de las sinusitis maxilares la causa también puede ser dental. En este proceso existen diversos factores favorecedores de esta patología, algunos locales, como una desviación del tabique o la presencia de pólipos nasales, y otros más generales, como la diabetes mellitas, uso prolongado de medicamentos, SIDA, o alteraciones de los iones. Las bajas temperaturas, la sequedad en el ambiente y la contaminación pueden considerarse también factores favorecedores. Además, según el tiempo de evolución podemos diferenciarlas en Sinusitis agudas (duran menos de un mes), subagudas (entre uno y tres meses) y crónicas (duran más de tres meses).
Como microorganismos involucrados en las sinusitis, destacan algunas bacterias, como el Neumococo, Haemophilus Influenzae y Moraxella catarrhalis en el caso de la sinusitis aguda, y las bacterias anaerobias, en el caso de la crónica. Además, los virus también pueden jugar un gran papel en las sinusitis . Otros microorganismos parecen relacionarse con situaciones concretas del paciente, como es el caso de la infección por Petrilledium boydii en enfermos con SIDA, el hongo Aspergilus en los inmunodeprimidos, y la mucormicosis rinocerebral en diabéticos e inmunodeprimidos.
Sintomatología
La sintomatología general de las rinitis son obstrucción nasal, rinorrea, estornudos, prurito nasal y alteraciones del olfato. Dependiendo de la causa presentan características diferentes. Así la presencia de un cuadro parecido al gripal con fiebre, malestar general, emisión de secreción nasal primero acuosa y después más mucosa, así como en ocasiones obstrucción nasal, puede hacernos pensar en una rinitis aguda inespecífica o catarro común. Las costras o dolor en la punta nasal hace pensar en vestibulitis. En el caso de la Rinitis alérgica destacan los estornudos frecuentes, picor de nariz y de ojos, obstrucción nasal y secreción nasal acuosa en el contexto de la exposición a un agente alérgeno. En la rinitis seca los síntomas son contrarios, y no predomina la secreción nasal, sino la sequedad de la mucosa que causa sangrados nasales frecuentes, y que, si evoluciona, puede ocasionar una gran atrofia nasal y un olor fétido desagradable que el paciente a menudo no es capaz de percibir, es lo que se denomina Ocena.
La sintomatología en el caso de las sinusitis agudas suele ser muy florida, mientras que en el caso de las sinusitis crónicas es más larvado y puede pasar más desapercibido. Los síntomas principales de las sinusitis son la obstrucción nasal, cefalea con pesadez de cabeza o dolor punzante sobre el seno afectado y que aumenta al agacharse, toser o esfuerzos físicos, rinorrea o mucosidad que puede ser purulenta, y en ocasiones fétida. Se puede acompañar de fiebre y mal estado general. En el caso de las crónicas suele existir síntomas de obstrucción nasal, voz con resonancia nasal y emisión de secreciones por la nariz.
Diagnóstico
En general el diagnóstico en ambas enfermedades está basado en la sintomatología que refiere el paciente y a los datos obtenidos a través de un exhaustivo interrogatorio, seguido de una correcta exploración física.
La exploración de las fosas nasales incluye una rinoscopia (con rinoscopio y con endoscopios) que permite observar alteraciones en las características de las fosas nasales.
En el caso de las rinitis alérgicas puede ser útil realizar unas pruebas cutáneas de alergia. La palpación ósea en el caso de las sinusitis puede ser de ayuda dado que con frecuencia reproduce dolor en los senos paranasales afectados.
Las pruebas de imagen son especialmente útiles en las sinusitis. Entre ellas destacan la radiografía de senos paranasales en diferentes proyecciones que permiten ver una opacidad en la región afecta. Pero en bastantes ocasiones hay que emplear otras pruebas de imagen como es la TC (escáner) o la Resonancia magnética craneal que permite definir más exactamente los senos y valorar otras afecciones concurrentes.
Tratamiento
El tratamiento de las rinitis va a depender más de la causa desencadenante, sin embargo, en general se pueden usar las medidas generales, como lavados nasales o vahos, para reducir la congestión. Sin embargo en algunos casos en los que la humidificación nasal no sea suficiente puede ser necesario el uso de fármacos como antihistamínicos, corticoides tópicos, antiinflamatorios y analgésicos. El uso de antibióticos no suele precisarse habitualmente si no hay una sinusitis asociada. En el caso de las rinitis donde predomina la sequedad, el tratamiento se basa en una hidratación local y general con lavados con suero salino, y , en ocasiones, con pomadas oleosas. La cirugía no suele usarse comúnmente, sin embargo en el caso de rinitis crónicas de larga evolución, en las que el tratamiento médico no logre mejorar unos síntomas molestos para el paciente, puede precisarse de la intervención quirúrgica.
El tratamiento de la sinusitis comienza con el tratamiento inmediato de la infección, habitualmente mediante el tratamiento con antibióticos, como la amoxicilina-ácido clavulánico, macrólidos o quinolonas, así como vasoconstrictores tópicos, corticoide tópicos, antihistamínicos, antiinflamatorios tópicos y, en ocasiones aerosoles.
Se recomiendan una buena humidificación mediante la hidratación oral, el uso de una solución fisiológica en las fosas nasales o realizando inhalaciones de vapor de agua.
Sin embargo en ocasiones el tratamiento médico no es suficiente o se pueden haber desencadenado complicaciones como celulitis o meningitis. En estos casos el tratamiento de elección pasa por realizar una intervención quirúrgica. Últimamente la cirugía se intenta realizar por endoscopia aunque en casos más complejos pueden precisar de una cirugía abierta.
Medidas preventivas
Las medidas preventivas parten del evitar las infecciones de las vías respiratorias superiores, como la gripe, mediante una buena higiene de las manos, el uso de vacunas y una correcta alimentación. Además se debe evitar los ambientes secos, con abundante humo y contaminación, así como la exposición a potenciales alérgenos.

Orlando Quevedo

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