11 de junio de 2009

Meningitis

Posted by Orlando Quevedo On 22:24 Sin Comentarios


¿Qué es?
Dentro del cráneo se encuentran diversas estructuras como el tejido nervioso del encéfalo (formado por cerebro, cerebelo y tronco del encéfalo) y unas membranas que rodean al encéfalo y la médula espinal a modo de colchón para evitar el contacto de los huesos con el tejido nervioso especialmente durante los movimientos bruscos o los golpes, son lo que conocemos como meninges. Éstas van a albergar un líquido entre sus distintas membranas que se denomina Líquido Cefalorraquídeo (LCR).
La meningitis supone la inflamación de las meninges bien por causa infecciosa o bien por una irritación de otra índole, así podemos diferenciar varios tipos, en función de su origen (infeccioso o no), o en función del tiempo de instauración y desarrollo, por lo que podemos hablar de una meningitis aguda cuando ocurre de forma repentina y con una evolución rápida y aparatosa, o bien crónica que se manifiesta de una forma más larvada y prolongada en el tiempo. Existen formas intermedias que se denominan subagudas.
La meningitis viral en general suele tener un buen pronóstico y en aproximadamente 2 semanas mejoran, sin embargo la meningitis bacteriana aguda es una emergencia médica que requiere tratamiento inmediato por el peligro de serias secuelas o incluso la muerte, especialmente en aquella meningitis ocasionada por el meningococo.
¿Cómo se produce?
Existen diversas causas de meningitis, desde las debidas a causas no infecciosas y a la vez menos frecuentes como la meningitis tras la radioterapia, la debida a diversos agentes químicos, tumores y a enfermedades como la sarcoidosis. Sin embargo las meningitis más frecuentes son las de causa infecciosa, donde destacan aquellas producidas por virus, bacterias, hongos y parásitos.
La meningitis víricas pueden ocurrir por diversos tipos de virus siendo la más frecuente la debida al Enterovirus (causante de cuadros digestivos virales transitorios), seguido del Virus del Herpes Simple (que causa calenturas en los labios). Se denominan también meningitis asépticas porque en los cultivos clásicos para bacterias no crece el virus. Suelen ser más frecuentes en jóvenes y niños y en el periodo final del verano y el otoño.
Las meningitis bacteriana o purulenta es más seria, existen diversos tipos de bacterias, donde la edad de presentación puede aportarnos información, ya que en niños menores de 1 año lo más frecuente es el Estreptococo Agalactiae seguido de los Bacilos GRAM negativos como el Esterichia Coli. Entre el año y los 15 años los más frecuente son el Meningococo y el Haemophilus Influenzae, aunque gracias a la vacuna este último es cada vez menos frecuente. En mayores de 15 años es más frecuente el Neumococo y después el meningococo. En mayores de 65 años pueden aparecer meningitis similares a la de los niños y adopta especial relevancia la Listeria Monocytogenes adquirida por vía digestiva.
Es importante en las meningitis bacterianas conocer factores predisponentes para ciertas bacterias, así en ancianos, embarazadas, alcohólicos, e inmunodeprimidos hay que pensar en la Listeria. En casos de epidemia suele estar involucrado el Meningococo dado que se trasmite por vía aérea a partir de las secreciones nasales, tos y estornudos a partir de personas enfermas o portadores de la bacteria. En casos de fractura de la base del cráneo y meningitis recurrente suele ser debido al neumococo. Si ha habido cirugía craneal debemos pensar en el Staphilococcus Aureus y a veces la Pseudomona, y si existe un catéter de derivación de LCR puede involucrarse el Staphilococcus Epidermidis. Otras bacterias como el Treponema Pallidum se encuentra en el seno de una sífilis, y en el caso de la Leptospira existe el antecedente de contacto con aguas infectadas. En aquellos que les falta el bazo son más frecuentes el meningococo, neumococo y Haemophilus.
Las meningitis por hongos y tuberculosis suelen relacionarse con individuos con deficiencia de la inmunidad como en la infección por VIH. Las meningitis parasitarias pueden aparecer en inmunodeprimidos y en casos raros de origen tropical.
Sintomatología
La sintomatología es más o menos similar en todas las meningitis con algunas peculiaridades individuales. En general se manifiesta con fiebre, sudoración, dolor de cabeza, rigidez de nuca, náuseas y vómitos (a veces "en escopetazo", es decir de forma violenta sin precederse de náuseas), y molestias a la luz. A veces pueden aparecer convulsiones y disminución del nivel de conciencia.
En general en las meningitis bacterianas el cuadro suele ser muy rápido, con sintomatología muy florida y desarrollo evolutivo de la enfermedad muy rápido, lo que puede llevar a la muerte en poco tiempo. Por otro lado la meningitis vírica suele ser más larvada de curso algo más lento aunque sin llegar a ser crónica, y con sintomatología a veces no tan marcada. Las meningitis por hongos y la tuberculosis suelen tener un curso más prolongado aún y en el caso de la tuberculosa es frecuente la alteración de los pares craneales (nervios que salen del tronco del encéfalo con actividad en la cabeza principalmente).
Diagnóstico
Ante la presencia de un síndrome meníngeo la obtención de una correcta historia clínica es fundamental. También es fundamental la realización de una exploración física completa, encaminada a la detección de condiciones favorecedoras o focos de origen que nos puedan orientar acerca de la causa de la infección. En la exploración se puede objetivar hipertermia, y signos de meningismo , es decir rigidez de nuca y encogimiento de las rodillas al levantar las piernas (signo de Kernig) y al flexionar la cabeza hacia delante (signo de Brudzinski), pueden aparecer también otras alteraciones neurológicas.
Ante la mínima sospecha de meningitis se debe realizar una punción lumbar de forma que el análisis del líquido nos podrá dar información sobre el patrón de alteración en la composición del LCR que orienta a una meningitis de un origen o de otro, además permite cultivar el liquido de forma que si existen microorganismos distintos de los virus se podrá determinar el microorganismo exacto y su sensibilidad. Se puede observar el LCR al microscopio para visualizar si hay células malignas o glóbulos blancos de distintos tipos.
Algunas pruebas de imagen como el TC craneal (scanner) pede ser útil. La visualización del fondo de ojo nos puede dar información de una posible hipertensión intracraneal.
En una analítica rutinaria podremos ver aumento de los glóbulos blancos como consecuencia de una infección.
Tratamiento
La meningitis bacteriana es una emergencia médica, donde las horas pueden significar la muerte del paciente o bien secuelas irreversibles. Así ante la mínima sospecha se debe comenzar con el tratamiento. En general este tratamiento va a depender de la posible causa que se sospeche en función de las características del enfermo y la edad. En general en adultos el tratamiento suele incluir una cefalosporina de 3ª generación (ceftriaxona, cefotaxima). En niños recién nacidos se puede emplear el mismo tratamiento aunque también puede estar indicado ampicilina o penicilina con un aminoglucósido. Si se sospecha Listeria puede añadirse al tratamiento ampicilina y si hay una operación craneal o un drenaje de LCR de por medio puede emplearse la Vancomicina o la Ceftazidima.
Las meningitis víricas suelen requerir sólo tratamiento de soporte mediante dieta absoluta, sueros y vigilancia. En aquellos casos de meningitis por Herpes Simple puede emplearse un antiviral como el Aciclovir.
Las meningitis por hongos requieren de antifúngicos y las debidas a tuberculosis isoniacida, rifampicina y pirazinamida entre otros.
El uso de los corticoides está controvertido aunque existen varios autores que alegan que disminuyen las complicaciones dado que son antiinflamatorios.
Medidas preventivas
La prevención irá encaminada principalmente a las meningitis bacterianas especialmente al meningococo, neumococo y Haemophilus.
En pacientes sin bazo es conveniente dar las vacunas para los tres microorganismos. En el calendario vacunal ya se ha introducido la vacuna del Haemophilus por lo que ha disminuido la incidencia, y se ha introducido la vacuna de algún tipo de meningococo concreto aunque no hay vacuna para todos lo tipos de meningococo.
Tras un caso de meningitis por Meningococo se debe tratar a aquellas personas que hayan tenido un contacto íntimo con el paciente enfermo. La medicación a usar suele ser ciprofloxacino 750mg en una dosis oral única, o bien rifampicina 2 veces al día durante 2 días o bien una dosis intramuscular de ceftriaxona. Algunas comunidades llevan a cabo una vacunación de la población en casos de epidemias.
En el caso de meningitis por Haemophilus se debe dar a los contactos del paciente enfermo rifampicina durante 4 días. La meningitis por neumococo no precisa de tratamiento para los contactos.


Orlando Quevedo

0 comentarios :

Publicar un comentario