24 de agosto de 2009

Hipertiroidismo

Posted by Orlando Quevedo On 11:38 Sin Comentarios

¿Qué es?
Se denomina hipertiroidismo al conjunto de signos y síntomas que resultan del exceso de hormonas tiroideas (TSH y T4) en el organismo. Dichas hormonas están encargadas de controlar diversas funciones corporales, por lo que su elevación va a producir sintomatología a distintos niveles del organismo.
El termino tirotoxicosis es sinónimo de hipertiroidismo, aunque en ocasiones sólo es utilizado cuando el exceso de hormonas tiroideas procede de un aporte administrado al enfermo.
Llamamos crisis tirotóxica a la situación de hipertiroidismo que amenaza la vida del paciente. Es consecuencia de una respuesta exagerada del organismo a la elevación súbita de los niveles de T4, lo cual puede recurrir en el contexto de enfermedades agudas precipitantes (infartos, infecciones), o tras la administración de contraste yodado, retirada de fármacos antitiroidéos, etc...
La frecuencia de este trastorno en la población general es de aproximadamente un 1%, siendo más prevalente en el sexo femenino.
¿Cómo se produce?
Las causas más frecuentes son el bocio multinodular, la enfermedad de Graves y la sobredosificación de tratamiento sustitutivo del hipotiroidismo.
La enfermedad de Graves es la causa más frecuente de hipertiroidismo en el adulto de edad media, y especialmente en mujeres jóvenes. Es una enfermedad multisistémica, de origen autoinmune, caracterizada por una hipertrofia o hiperplasia (aumento de tamaño) del parénquima tiroideo. Junto ello también existe infiltración linfocitaria de los tejidos, que refleja su naturaleza autoinmune.
El bocio multinodular es la causa más frecuente de hipertiroidismo en el anciano, presentando un curso más larvado que el anterior cuadro y menos sintomático.
Por otra parte, en otras ocasiones esta patología puede ser secundaria al tratamiento prolongado con amiodarona (antiarrítmico), o la existencia de tumores externos productores de hormonas tiroideas u hormonas estimuladoras del tejido tiroideo.
Sintomatología
Las manifestaciones clínicas del hipertiroidismo se presentan en distintos sistemas de nuestro organismo. Así encontraremos:
Manifestaciones gastrointestinales, como adelgazamiento, diarrea, nauseas, vómitos, aumento del apetito.
Manifestaciones respiratorias, como aumento del número de las respiraciones por minuto, sensación de ahogo.
Manifestaciones cardiovasculares, como palpitaciones, taquicardias, elevación de la presión arterial.
Manifestaciones neuromusculares, como fatigabilidad, temblor en las manos, exceso de movimiento corporal.
Manifestaciones cutáneas, como pérdida de pelo corporal, tornándose éste fino y quebradizo, la piel está húmeda, sudorosa y caliente, enrojecida.
Manifestaciones psiquiátricas, como irritabilidad, nerviosismo, ansiedad, insomnio, disminución de la capacidad para concentrarse.
Existe un subtipo clínico del hipertiroidismo, conocido como la forma apática, en la que el paciente carece de los síntomas típicos anteriores, predominando la apatía, la falta de apetito, el adelgazamiento y la depresión. Es decir, predomina más la falta de actividad a diferencia de los síntomas típicos definidos anteriormente, que están más relacionados con un exceso de la misma. Esta forma clínica es más frecuente en la senectud.
Diagnóstico
Es importante una correcta anamnesis (recogida de datos clínicos) y una adecuada exploración física, ante todo paciente con sospecha de hipertiroidismo.
Tras ello habrá que realizar una analítica básica, que incluya hormonas tiroideas, T4 y TSH. La alteración hormonal característica del hipertiroidismo es un descenso de TSH y una elevación de T4.
También es importante realizar un estudio inmunológico para confirmar si existen anticuerpos antitiroideos causantes del cuadro.
La gammagrafía y la ecografía tiroidea resultan de gran utilidad para evaluar el tamaño del tiroides y ver sus características, orientándonos hacia una determinada causa.
A la hora de interpretar los resultados de las hormonas tiroideas hay que saber diferenciar entre el diagnóstico de hipertiroidismo clínico y el hipertiroidismo subclínico. En el primero las manifestaciones clínicas son floridas, mientras que en el segundo no. Esto es especialmente importante porque la decisión de iniciar tratamiento dependerá sobre todo de los síntomas y de lo bajo que estén los niveles de TSH.
Tratamiento
El tratamiento de elección del hipertiroidismo secundario a bocio multinodular o a enfermedad de Graves es el radioyodo, siendo necesaria una preparación previa. Esta consiste en la toma de antitiroidéos hasta conseguir la normalización de la función tiroidea, y suspendiéndose éstos los 3-4 días antes al tratamiento con radioyodo, y no reiniciándose hasta 3-4 días después.
Entre los fármacos antitiroideos contamos con el metamizol y el carbimazol, los cuales necesitarán controles y reajustes de dosis periódicos hasta normalización de las cifras de hormonas tiroideas (TSH).
Además de los medicamentos anteriores, se utilizan otro tipo de fármacos como tratamiento sintomático. Estos son los betabloqueantes, esencialmente el propanolol, útil en las crisis tirotóxicas. También como tratamiento sintomático son usados los glucocorticoides a dosis altas, los cuales también son especialmente útiles en las crisis tirotóxicas.
La cirugía es otra alternativa terapéutica, sobre todo si no hay respuesta a las medidas previas o hay bocio con efecto compresivo asociado. El paciente debe recibir previamente al procedimiento quirúrgico tratamiento médico, hasta conseguir un adecuado control de las hormonas tiroideas, con objeto de evitar el riesgo de crisis tirotóxica durante la intervención.
Las complicaciones derivadas de la intervención incluyen: disfonia, hipotiroidismo o hipoparatiroidismo.
Medidas preventivas
Es importante evitar el consumo de determinados fármacos que puedan alterar las hormonas tiroideas, como es el caso del tratamiento con amiodarona o corticoides. No obstante, en ocasiones es imprescindible su consumo y por tanto se recomienda controles rutinarios del perfil tiroideo.
Igualmente los pacientes consumidores de tiroxina deben ser muy rigurosos en la toma de sus dosis farmacológicas, para evitar un exceso de la hormona y por tanto la aparición de síntomas hipertiroideos.

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