5 de agosto de 2009

Hepatitis B

Posted by Orlando Quevedo On 22:26 Sin Comentarios

¿Qué es?
El término hepatitis hace referencia a una inflamación del hígado ocasionado por diferentes causas, desde tóxicos y procesos autoinmunes, hasta debidos a infección viral.
La hepatitis aguda de origen vírico es una enfermedad producida por diferentes virus que presentan una singular predilección por las células del hígado. Cada virus causa un síndrome diferente aunque todos comparten algunas características.
La hepatitis por el virus de la hepatitis tipo B (VHB) tras su transmisión actúa sobre las células hepáticas causando la inflamación del tejido hepático. Posteriormente se desarrolla la respuesta inmunológica mediante anticuerpos de distintos tipos lo que lleva en la mayoría de los casos a una curación de la enfermedad. Sin embargo en un pequeño porcentaje de casos (5-10%) la enfermedad evoluciona hacia la cronicidad, ocasionando lo que se denomina como estado de portador sano (individuo que transmite la enfermedad pero que no resulta enfermo). La cronificación de este proceso termina por evolucionar, en un porcentaje de casos, hacia la cirrosis o incluso el carcinoma hepatocelular.
El periodo de incubación desde la infección hasta la aparición de las manifestaciones clínicas varía de 1 a 6 meses.
¿Cómo se produce?
Los mecanismos de transmisión del virus son fundamentalmente tres:
Transmisión percutánea o parenteral, debida al contacto con la sangre mediante transfusiones de sangre, uso de jeringuillas contaminadas, o en situaciones de contacto con sangre como en los profesionales sanitarios o incluso en la realización de tatuajes sin medidas higiénicas.
Transmisión sexual: mediante contacto con fluidos corporales de un individuo infectado al mantener relaciones sexuales sin tomar medidas de precaución.
Transmisión perinatal: en el momento del parto o poco después, la madre infectada puede transmitir la enfermedad al niño. La probabilidad de esta transmisión depende de si el virus de la madre está en estado de replicación, siendo mayor el riesgo en este caso. Por otra parte la posibilidad de cronificación en el caso de infección tras el parto es muy alto, de ahí su gran importancia.
Una vez el virus es trasmitido, éste actúa introduciéndose en las células hepáticas (hepatocitos) y comenzando su replicación y expansión. El sistema inmunológico detecta dicha operación actuando sobre las células hepáticas infectadas y destruyéndolas, por lo que se pone en marcha un fenómeno inflamatorio inmunológico que es en sí el causante de la destrucción de los hepatocitos desarrollándose la hepatitis aguda. En este momento puede ocasionarse una hepatitis fulminante que puede llevar a la muerte; sin embargo esto ocurre en sólo un 1% de los casos. En la mayoría de los casos la enfermedad se supera, sin embargo en un porcentaje del 5-10% puede evolucionar a la cronicidad.
Sintomatología
Los síntomas son en general comunes a todas las hepatitis, una fase inicial inespecífica con síntomas parecidos a la gripe (pseudogripal) como malestar general, náuseas, pérdida de apetito, molestias musculares y de las articulaciones, dolor de cabeza, fiebre no muy elevada. Posteriormente presenta una fase en la que se puede observar coloración amarillenta de la piel y las mucosas (ictericia), picor generalizado, coloración clara de las heces y oscurecimiento de la orina. No obstante es más frecuente que no se manifieste con estos síntomas de alteración de la coloración.
En el caso de la infección por el VHB es más frecuente la presencia de manifestaciones clínicas no relacionadas con el hígado (extrahepáticas), variando desde afectación cutánea, reumatológica, neurológica, hematológicas, hasta afectación renal. Todas ellas muy relacionadas con alteraciones inmunológicas desencadenadas por el virus que pueden actuar a otros niveles del organismo.
Diagnóstico
Como consecuencia de la destrucción de los hepatocitos se liberan a la sangre sustancias procedentes de su interior como son las enzimas hepáticas o transaminasas, las cuales se encuentran marcadamente elevadas. Sin embargo la elevación de estas enzimas no ocurren únicamente en las hepatitis virales, sino en cualquier situación que implique la destrucción hepática. Otras determinaciones analíticas que suelen mantenerse elevadas son los niveles de Bilirrubina, causante de la coloración amarillenta de la piel.
Sin embargo el diagnóstico exacto de la infección por VHB es, como en todas las hepatitis virales, Serológico, es decir a través de la detección de anticuerpos específicos originados por nuestro sistema inmune frente al virus. Sin embargo algunos anticuerpos aparecerán más tarde y permanecerán de forma indefinida indicando que se ha pasado la infección confiriendo una inmunidad protectora que evita que el paciente se pueda infectar de nuevo (anticuerpos de superficie). Otros anticuerpos aparecerán poco después de la infección y nos aportarán información sobre si la infección está en el momento agudo (anticuerpos del core).
No obstante para un correcto diagnóstico es necesario también analizar la presencia en sangre de sustancias propias de la estructura del virus (antígenos) que nos indicarán además de infección aguda, el estado replicativo del virus.
Tratamiento
No hay un tratamiento específico de la Hepatitis aguda. En general se recomienda reposo y evitar sustancias que puedan causar toxicidad hepática como el alcohol o fármacos hepatotóxicos.
En casos de hepatitis fulminante se debe tratar como cualquier insuficiencia hepática, evitando una ingesta rica en proteínas y administrando antibióticos por vía oral que no se absorban por el intestino con el fin de evitar la encefalopatía hepática.
La hepatitis crónica puede ser tratada en pacientes seleccionados. Los fármacos más utilizados son la lamivudina y el interferón. Este tratamiento tiene una respuesta de en torno al 40%. El trasplante hepático es otra de las alternativas terapéuticas que se reserva generalmente para casos de hepatopatía terminal.
Medidas preventivas
Se basa en 3 aspectos. El primero de ellos hace referencia a las medidas de higiene generales, mediante el análisis minucioso de los donantes de sangre para evitar su transmisión en las trasfusiones. La utilización de medidas de protección en las relaciones sexuales, así como el uso de material de inyección desechable pueden ser otras medidas de gran importancia.
La administración de inmunoglobulinas se realiza en aquel individuo que ha presentado una exposición reciente, así como en niños recién nacidos de madres portadoras en las siguientes 12 horas tras el parto.
La vacunación se hace mediante partículas del virus creadas con ingeniería genética y que carecen de capacidad para infectar al individuo. Se debe realizar siempre que se haya tenido exposición (además de las inmunoglobulinas) y en los recién nacidos de madres portadoras. Actualmente se ha introducido en el calendario de vacunación general en la infancia. Consiste en una vacunación intramuscular que debe repetirse al mes y a los 6 meses siguientes. Se debe comprobar mediante análisis que la vacuna ha conseguido crear anticuerpos frente al virus.

Orlando Quevedo

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