¿Qué es?La Toxoplasmosis, se trata de una infección por un parásito del tipo protozoo llamado toxoplasma gondii.
Aunque los gatos son el huésped principal del parásito, la toxoplasmosis se puede encontrar en los seres humanos a nivel mundial y en muchas especies de animales. Del 5 al 90% de la población general, dependiendo de las áreas geográficas, ha estado en contacto con este microorganismo a partir de los 20-30 años.
La infección en niños puede causar inflamación de la retina y secuelas neurológicas irreversibles. Sin embargo, la toxoplasmosis en adultos tiene buen pronóstico si el sistema inmunológico está funcionando bien, aunque en casos de inmunodepresión como en la infección por VIH, el pronóstico implicará secuelas más graves.
Cómo se produceLa infección suele producirse por ingestión de carne cruda o mal cocinada de cerdo o cordero y raramente de ternera, así como de vegetales u otros productos que contiene el parásito a partir de materia fecal de gatos. No se ha descrito el contagio entre humanos. El contacto con heces de gato o la manipulación de la tierra del suelo sin unas medidas higiénicas pueden ser vía de contagio.
Una vez ingerido el parásito, éste se introduce a través de la pared digestiva y se diseminan por la sangre o la linfa pudiendo alcanzar cualquier órgano, aunque se localizan sobre todo en los músculos, el corazón y el cerebro. Los parásitos se multiplican en el interior de las células para después salir de las células destruyéndolas e invadir por contigüidad las células próximas hasta la aparición de la respuesta inmunitaria. Como consecuencia de ésta, los parásitos se enquistan, permaneciendo viables durante toda la vida del paciente. Las reactivaciones coinciden con depresiones de la inmunidad, siendo la infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) en fases avanzadas, el ejemplo más clásico, aunque también puede aparecer en pacientes receptores de trasplantes que requieren medicación supresora de la inmunidad para evitar rechazos.
Existe la posibilidad de adquirir una toxoplasmosis también a partir de transfusiones de sangre o bien a través del trasplante de órganos. También se ha observado la inoculación accidental en personal de laboratorio.
La toxoplasmosis se transmite por vía transplacentaria, es decir, a través de la placenta en mujeres embarazadas. Ello ocurre cuando la madre adquiere la infección durante el embarazo y, mucho más raramente, tras la reactivación de una toxoplasmosis enquistada. La probabilidad de transmisión de la infección de la madre al feto tras la infección es del 50%, aunque parece ser considerablemente inferior durante el primer trimestre y superior durante el último, y puede reducirse al 5% o menos si la infección de la madre se detecta y se administra el tratamiento adecuado.
Sintomatología
En general existen varias formas de presentación según el estado de inmunidad, y especialmente en casos de afectación congénita.
En casos con un sistema inmune en pleno rendimiento, sólo se producen manifestaciones clínicas en el 10-20%. El síntoma más característico suele ser la aparición de un aumento de los ganglios linfáticos (adenopatías) en la región cervical o por encima de la clavícula. Además el paciente puede presentar mal estado general, fiebre, dolor de músculos o articulaciones, dolor de cabeza y erupciones cutáneas. El cuadro clínico suele limitarse en menos de 1 mes y, de forma excepcional, puede persistir hasta 12 meses. La progresión de la enfermedad, con afección pulmonar, del hígado, cerebral o de la retina del ojo, es rara.
En aquellos casos en los que exista un deterioro de la inmunidad, como es el caso del SIDA o en trasplantados, la sintomatología será más florida. La toxoplasmosis es la infección más frecuente del cerebro en los pacientes infectados por el VIH. La sintomatología se inicia con diversos tipos de afectación neurológica como pérdida de fuerza, de sensibilidad, crisis epilépticas con convulsiones, además de dolor de cabeza y fiebre.
La toxoplasmosis cuando se trasmite de forma congénita puede ser causa de aborto, de nacimiento prematuro o de un feto infectado nacido sin ser prematuro. Los síntomas pueden cursar con afectación neurológica grave, con retraso mental y microcefalia (poco desarrollo de la masa cerebral), ceguera por inflamación de la retina del ojo, epilepsia, aumento de tamaño del bazo y del hígado, fiebre, y coloración amarillenta de piel.
DiagnósticoEl diagnóstico de la infección por toxoplasma es SEROLOGICO, es decir se basa en las determinaciones analíticas de anticuerpos específicos para el parásito. En condiciones normales cualquier sustancia ajena a nuestro organismo pone en marcha una serie de mecanismos inmunes destinados a la eliminación de ese cuerpo extraño. Existen múltiples mecanismos implicados, uno de ellos es la fabricación de sustancias específicamente creadas para neutralizar ciertas regiones del parásito. Son los anticuerpos específicos. Del mismo modo conforme el contacto con el parásito se hace más duradero, el organismo va fabricando anticuerpos más específicos. Así pues mediante la determinación de los distintos anticuerpos para el toxoplasma, podemos no solo diagnosticar la infección aguda sino además, conocer si ha habido una infección pasada. En pacientes inmunodeprimidos la generación de anticuerpos es menor, por lo que en ocasiones el diagnóstico por serología no será posible.
Sin embargo la forma más precisa de diagnóstico implica la visualización del parásito en sangre y otros fluidos, o bien enquistado en diversos tejidos observados por microscopio tras una biopsia. Sin embargo esto no siempre es posible de realizar. Se investigan otros procedimientos como la detección mediante técnicas de ingeniería genética del material del genoma del parásito, sin embargo este resulta un sistema poco económico y no se conoce bien su fiabilidad.
En el caso de toxoplasmosis cerebral se podrán realizar pruebas de imagen como una Tomografía axial cerebral (TC o scanner) o la Resonancia magnética, detectando imágenes características de la infección cerebral por toxoplasma, aunque esto solo permite sospecharlo y requerirá de una confirmación. También permite dar información sobre la localización de la lesión para realizar una biopsia cerebral.
TratamientoEl tratamiento se realiza mediante antibióticos, principalmente la combinación de sulfadiacina y pirimetamina, aunque también se pueden usar la espiramicina, clindamicina, y cotrimoxazol. El tratamiento suele dar lugar a un déficit de ácido fólico como efecto secundario que puede paliarse dando suplementos de ácido folínico.
La toxoplasmosis en los pacientes con sistema inmune intacto no suele requerir tratamiento, excepto si los síntomas son graves y persistentes o en los raros casos en los que la enfermedad evoluciona mal. La duración del tratamiento suele oscilar entre 1 y 2 meses.
En los pacientes inmunodeprimidos deben tratarse siempre, como mínimo de 4 a 8 semanas. Tras el tratamiento de la infección en pacientes con SIDA, existen recidivas en el 50-80% de casos en los 12 meses siguientes, si no se continúa con un tratamiento de mantenimiento, con la combinación de sulfadiazina y pirimetamina a dosis más bajas, hasta alcanzar un nivel de inmunidad que permita suspender el tratamiento.
En mujeres embarazadas el tratamiento es controvertido debido a la toxicidad de los medicamentos; sin embargo, se suele recomendar. En la mujer embarazada el tratamiento de la toxoplasmosis, reduce considerablemente el riesgo de transmisión al feto y en los niños con toxoplasmosis congénita, el tratamiento reduce el porcentaje de secuelas y su gravedad.
Medidas preventivasSe basan en evitar el contacto con todo aquello susceptible de estar infectado por el parásito. Para ello hay que evitar comer carne poco cocinada o bien congelarla a muy bajas temperaturas en la que el parásito no sobreviva, como a –20ºC. Lavar bien las verduras y si es posible cocerlas bien.
Se debe mantener una minuciosa higiene personal con lavado de manos frecuente, especialmente antes de las comidas, y evitar el contacto con heces de gato y que los niños ingieran sustancias del suelo, que puedan estar infectadas.
Las mujeres gestantes deben hacerse un estudio de serología para determinar una posible infección durante el embarazo, y para comenzar tratamiento. Del mismo modo los pacientes inmunodeprimidos deben también realizarse una serología.