La intoxicación es el fenómeno clínico que aparece cuando una sustancia tóxica es introducida en el organismo. Supone una causa de consulta muy frecuente en urgencias (cerca del 2% de las urgencias). Éstas pueden ser consecuencia de una intencionalidad, o bien producto de un accidente. En España se estima que cada año se producen unas 150.000 intoxicaciones agudas o sobredosis. Entre éstas unas 3.000 precisan ingreso hospitalario con vigilancia intensiva, ya que las intoxicaciones son causa mortal en aproximadamente 1.000 casos anuales. En la mitad de los casos las intoxicaciones ocurren en niños. Como se ha indicado previamente las intoxicaciones pueden deberse a simples accidentes, o, más frecuentemente, a un intento de autolesión o suicidio. La mayoría de las intoxicaciones se produjeron con productos de uso doméstico como lejía y otros productos de limpieza, o con inhalaciones de monóxido de carbono. Los medicamentos son otra causa frecuente de intoxicación, y en este caso están involucrados fármacos como benzodiazepinas, antidepresivos, analgésicos y antinflamatorios. El alcohol también suele ser una causa frecuente de intoxicación aguda, así como otras drogas de abuso, donde destacan la heroína, cocaína, anfetaminas y drogas de diseño; éstas constituyen a su vez la causa más frecuente de muerte debida a intoxicación. Las setas y otras plantas venenosas pueden ser también una causa de intoxicación aguda. La vía de administración más frecuente la supone la vía oral, en concreto más del 80% de los casos. Existen muy diversos mecanismos a partir de los cuales diferentes órganos pueden afectarse por la acción de un tóxico. Esto se ve muy afectado por la capacidad de absorción del fármaco y su variabilidad dependiendo de la cantidad de fármaco ingerido y la toma previa o no de alimentos. En función de esto, del tipo de tóxico ingerido, y de las posibles complicaciones que puedan desprenderse, las manifestaciones clínicas que surgen de la intoxicación podrán formar un abanico de síntomas de gran variabilidad. En general se puede decir que cualquier sistema, órgano y aparato puede verse afectado. Así se pueden resumir los siguientes síntomas que, por supuesto no se dan con todos los tipos de intoxicación, ni en todos los casos: Debido a la variabilidad de síntomas según la causa de la intoxicación (fármacos, alcohol, productos domésticos, drogas, etc.), resulta muy importante realizar un exhaustivo interrogatorio tanto al paciente como a los testigos. Así, se debe interrogar acerca del nombre del tóxico y la cantidad administrada, del tiempo transcurrido desde su administración, la vía de entrada del tóxico (generalmente la vía oral), y de los antecedentes personales relacionados con algún problema psiquiátrico, o la existencia de previas intoxicaciones. El diagnóstico en las intoxicaciones se basará principalmente en los datos obtenidos de un correcto interrogatorio y de la exploración física. En esta exploración es muy importante conocer lo antes posible los datos vitales, como la temperatura, tensión arterial, frecuencia respiratoria y pulso, así como datos sobre la capacidad de oxigenación de la sangre mediante el uso de un pulsioxímetro. Además se debe conocer el nivel de conciencia, la presencia de alteraciones neurológicas, evidenciar posibles traumatismos y realizar una valoración de las pupilas. Posteriormente se debe hacer una valoración general investigando la coloración de la piel, la presencia de ampollas, alteraciones en la cavidad bucal y el aliento. Se debe realizar una auscultación cardiaca en busca de posibles arritmias, y hacer una valoración del abdomen, pulmones y extremidades. Se debe realizar una analítica para valorar alteraciones de la función renal, de la glucosa en sangre, iones, acidez y gases de la sangre. Se pueden añadir enzimas cardiacas y hepáticas que valoren daño cardiaco y del hígado, así como añadir un estudio de la coagulación. Se recomienda realizar un análisis de orina con iones y sedimento. Una prueba muy importante a realizar, si es posible, es la toma de muestras de sangre y orina para la medición de tóxicos. La radiografía de tórax puede ser útil en pacientes expuestos a gases o en los que se sospeche edema pulmonar o alteraciones cardiopulmonares. El electrocardiograma se debe realizar en prácticamente todos los casos para valorar posibles arritmias y daño cardiaco. El tratamiento debe ser intensivo en casos graves, y variará en función del estado del paciente y del tóxico administrado. En principio se va a basar en una serie de medidas de soporte generales, dirigidas a asegurar la estabilidad del paciente. Éstas incluyen: Otras medidas a realizar incluyen el procurar disminuir en lo máximo posible la absorción del tóxico. En caso de afectarse los ojos se deberán lavar bien con suero fisiológico, y si se afecta la piel se deberá lavar bien con agua y jabón. En el caso de ingerir por vía digestiva el tóxico se podrán poner medidas que favorezcan el vaciado gástrico, aunque en determinados tipos de tóxicos resulta contraindicado, estas medidas incluyen la provocación del vómito con jarabe de ipecacuana, realizar una aspiración y lavado gástrico con suero salino, y procurar evitar la absorción a nivel intestinal usando sustancias como el carbón activado. Además puede intentarse acelerar la metabolización y eliminación del tóxico, estimulando la eliminación pulmonar con oxigenoterapia, la eliminación hepática con n-acetilcisteína y etanol en casos muy concretos; y favorecer la eliminación renal con sustancias diuréticas. Además cada tipo de tóxico tiene una serie de medidas específicas para un tratamiento mejorado. Orlando QuevedoQué es
Cómo se produce
Sintomatología
Diagnóstico
Tratamiento
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