Dicen que no es tan difícil conseguir el éxito como conservarlo. Tienes su teléfono y una cita. Eso está muy bien. Pero, ¿sabes cómo utilizar esas dos armas? Muchos tipos cometen el error de pensar que, si ella ha mostrado interés, el resto es pan comido. Y aquí es cuando bajan la guardia y se estrellan. Una primera cita es una especie de examen. Y ella te suspenderá si no sacas una nota muy alta.
Para que sepas qué funciona y qué no, he creado mi propio curso intensivo de primeras citas. He organizado durante 10 días seguidos, 10 citas con 10 mujeres en busca de los misterios que me otorgarían el 10 en el examen de la primera cita. Tomamos café, salimos a cenar, reímos, nos sentimos incómodos y, algunas veces, nos fuimos de copas. Después de cada encuentro, lo comentaba con especialistas en la materia. En algunos casos, perdí. En otros, avancé. Aunque no siempre fue divertido, descubrí algunos secretos para hacer que los primeros encuentros se conviertan en segundos, terceros y en posibilidades reales de ir más allá. Aprovecha mi experiencia ahorrándote mis momentos más bochornosos.
Empieza por algún sitio conocido
La pobre Eli, prima de un amigo, pagó mi inexperiencia en el mundo de las primeras citas. Quedamos para cenar en un restaurante francés en el que nunca antes había puesto un pie. "Así... ¿qué me aconsejas?", preguntó. "Pues, no tengo ni idea", respondí. Su cara de póquer lo dijo todo. En vez de controlar el escenario, me perdía entre bambalinas. Después de cenar, Eli me dijo que había quedado con unos amigos, y se marchó.
Fui a hablar con la sexóloga y psicóloga, Carolina Lombardía. Ella me hizo ver que querer impresionarla había sido mi sentencia. "Si no estás acostumbrado, es un jaleo controlar los platos de la carta y hacerte cargo de la elección del vino. Lo importante es estar en un ambiente agradable que cree cierta intimidad. Es básico que tú te sientas bien y controles la situación, porque así ganas en seguridad. Cuando intentamos aparentar algo que no somos, se ven nuestras carencias. Cuando estamos seguros mostramos las habilidades y los recursos que tenemos".
Un par de noches después, llevé a Ana, una publicista a la que conocí en una fiesta, a un restaurante que me gusta mucho. No es el más lujoso ni romántico del mundo, pero ahí me siento a gusto. Cuando me preguntó, "¿Qué me aconsejas?" pude contestar a la pregunta. Y ella me demostró que había acertado cuando le dio la primera dentellada al entrecot y me dijo que estaba riquísimo.
PLAN DE ATAQUE: Escoge un lugar distendido y que conozcas. Le quitarás solemnidad a la cita y te sentirás más cómodo.
Deja que la conversación fluya
Las conversaciones de primera cita siguen frases predecibles: de dónde eres, a qué te dedicas. Yo también seguía este guión, pero en una cita en la que me aburría, cambié las cosas.
Todo empezó cuando le pregunté a Claudia, una chica de mi trabajo, qué quería ser de mayor cuando era una niña. Su respuesta (montadora de trailers de películas) no sólo me dio una idea clara de su personalidad, sino que además me abrió el camino para poder compartir con ella mi sueño de la infancia: a los 12 años, yo cantaba en un grupo y soñaba con abarrotar estadios. Hicimos una grabación antes de que yo me diera cuenta de que no tenía ninguna habilidad ni para tocar la guitarra ni para cantar. Claudia se rió, así que seguí con más preguntas ingeniosas. Pero entonces, me quise pasar de ocurrente y empecé a proponer temas como qué tipo de animales nos gustaría ser, qué superpoderes nos gustaría poseer y otras cosas por el estilo. Al principio fue divertido, pero luego nos quedamos sin saber qué más decir. Y por tanto volví a ese punto que tanto odio: nos quedamos callados.
PLAN DE ATAQUE: "Ese tipo de preguntas no son para una cita, si no para cuando estás en la playa tumbado con un amigo y tienes que matar el tiempo. Lo importante es no caer en el interrogatorio formal, hablar de lo que te apetezca en ese momento, sin que resulte forzado", me aconsejó Lombardía. Le confesé mi miedo al silencio sepulcral y me lo quitó con las siguientes palabras: "pues di que no se te ocurre nada y con esa frase harás que todo deje de ser tenso. Y de paso, el peso de las conversación recaerá en los dos".
Alarga el encuentro
Una de mis mejores primeras citas fue con Vane, una guionista de televisión que conocí por Internet. La mejor manera de mantener el interés en una cita ciega es cambiar de sitio varias veces mientras dura la cita.
"El objetivo de una primera cita está claro: es sentirse bien en compañía. Si habéis quedado es porque os gustáis, pero ahora se tiene que dar un paso más. Por eso es bueno tener pensado más de un plan, por si a uno de los dos no le apetece el primero", me recomienda Lombardía. Mi primer pensamiento cuando vi a Vane fue "tendremos suerte si pasamos de la primera copa". Otras mujeres que había visto con su mismo look (pequeñita, rubia y vestido de cóctel...) me habían resultado algo aburridas. Pero ella resultó tener más chispa de lo que yo esperaba. Me encantó su facilidad para reírse de todo, incluso de sí misma y de lo complicadas que son las primeras citas.
Después de algunas copas en un bar de hotel, estábamos ambos en buena onda, así que sugerí irnos a un pequeño restaurante de moda. A ella le encantó. Acabamos la noche con un beso, y salimos tres veces más en las dos semanas siguientes.
PLAN DE ATAQUE: "Busca lugares de manera que la energía fluya de más informales y divertidos a más románticos e íntimos", sugiere Christian Hudson, creador de la página web para encontrar pareja: thesocialman.com. Ni que decir tiene que tengas siempre a mano, cuando organizas una cita, lo necesario por si la cosa sube de temperatura. Lleva protección contigo.
Tienes que saber cuándo estás fracasando
¿Te ha pasado alguna vez quedar con una chica, pasar un rato genial según tú y luego no saber nada más de ella? Eso me ocurrió a mí, pero al revés, gracias a Nuria, una mujer que conocí también por Internet.
Ella era resultona, pero no me atraía físicamente, de modo que allí estaba yo, con una sonrisa forzada y riendo entre dientes, sólo por ser cortés. Después de una hora, le dije que tenía una cita ineludible. Al día siguiente, Nuria me mandó un dulce e-mail que yo nunca contesté. Pero estaba preocupado por mi cita con Marisa, una editora web que parecía muy interesada en mí, pero que al cabo de una hora me dejó tras una llamada de trabajo (a las 21 h). Según Julie Albright, socióloga y experta en relaciones de pareja en la USC, mi experiencia con Marisa refleja por lo que muchas chicas pasan en citas insatisfactorias. "Las mujeres suelen sonreír mucho para enmascarar emociones negativas, de modo que ella puede estar sonriendo a lo largo de tu interminable historia porque la encuentra realmente aburrida", dice Albright.
PLAN DE ATAQUE: Para descubrir si ella está realmente interesada en ti, busca gestos que signifiquen algo de verdad. Beber alcohol, tocarte, contacto visual intenso o inclinarse hacia ti son buenos signos. Si ella no está pendiente de su móvil, es una gran señal. ¿Que estás recibiendo estas señales? Intenta acariciarle la mano. Si ella no la retira, es que probablemente te la has ganado.
Sin duda han sido 10 días fantásticos. Tuve segundas citas con cinco de ellas, y con las tres que más me gustaron fui mucho más lejos. Creo firmemente, por ejemplo, en que al final de la noche, si quieres volver a verla, tienes que ir a por el beso. Puede que te suelte una bofetada, lo que significa que nunca hubieras tenido una oportunidad. Puede que ponga una mejilla, lo que significa que ella confía en ti por haberlo intentado. Y puede que te encuentres con sus labios, lo que significa que... bueno, eso seguro que ya lo sabes.
Para que sepas qué funciona y qué no, he creado mi propio curso intensivo de primeras citas. He organizado durante 10 días seguidos, 10 citas con 10 mujeres en busca de los misterios que me otorgarían el 10 en el examen de la primera cita. Tomamos café, salimos a cenar, reímos, nos sentimos incómodos y, algunas veces, nos fuimos de copas. Después de cada encuentro, lo comentaba con especialistas en la materia. En algunos casos, perdí. En otros, avancé. Aunque no siempre fue divertido, descubrí algunos secretos para hacer que los primeros encuentros se conviertan en segundos, terceros y en posibilidades reales de ir más allá. Aprovecha mi experiencia ahorrándote mis momentos más bochornosos.
Empieza por algún sitio conocido
La pobre Eli, prima de un amigo, pagó mi inexperiencia en el mundo de las primeras citas. Quedamos para cenar en un restaurante francés en el que nunca antes había puesto un pie. "Así... ¿qué me aconsejas?", preguntó. "Pues, no tengo ni idea", respondí. Su cara de póquer lo dijo todo. En vez de controlar el escenario, me perdía entre bambalinas. Después de cenar, Eli me dijo que había quedado con unos amigos, y se marchó.
Fui a hablar con la sexóloga y psicóloga, Carolina Lombardía. Ella me hizo ver que querer impresionarla había sido mi sentencia. "Si no estás acostumbrado, es un jaleo controlar los platos de la carta y hacerte cargo de la elección del vino. Lo importante es estar en un ambiente agradable que cree cierta intimidad. Es básico que tú te sientas bien y controles la situación, porque así ganas en seguridad. Cuando intentamos aparentar algo que no somos, se ven nuestras carencias. Cuando estamos seguros mostramos las habilidades y los recursos que tenemos".
Un par de noches después, llevé a Ana, una publicista a la que conocí en una fiesta, a un restaurante que me gusta mucho. No es el más lujoso ni romántico del mundo, pero ahí me siento a gusto. Cuando me preguntó, "¿Qué me aconsejas?" pude contestar a la pregunta. Y ella me demostró que había acertado cuando le dio la primera dentellada al entrecot y me dijo que estaba riquísimo.
PLAN DE ATAQUE: Escoge un lugar distendido y que conozcas. Le quitarás solemnidad a la cita y te sentirás más cómodo.
Deja que la conversación fluya
Las conversaciones de primera cita siguen frases predecibles: de dónde eres, a qué te dedicas. Yo también seguía este guión, pero en una cita en la que me aburría, cambié las cosas.
Todo empezó cuando le pregunté a Claudia, una chica de mi trabajo, qué quería ser de mayor cuando era una niña. Su respuesta (montadora de trailers de películas) no sólo me dio una idea clara de su personalidad, sino que además me abrió el camino para poder compartir con ella mi sueño de la infancia: a los 12 años, yo cantaba en un grupo y soñaba con abarrotar estadios. Hicimos una grabación antes de que yo me diera cuenta de que no tenía ninguna habilidad ni para tocar la guitarra ni para cantar. Claudia se rió, así que seguí con más preguntas ingeniosas. Pero entonces, me quise pasar de ocurrente y empecé a proponer temas como qué tipo de animales nos gustaría ser, qué superpoderes nos gustaría poseer y otras cosas por el estilo. Al principio fue divertido, pero luego nos quedamos sin saber qué más decir. Y por tanto volví a ese punto que tanto odio: nos quedamos callados.
PLAN DE ATAQUE: "Ese tipo de preguntas no son para una cita, si no para cuando estás en la playa tumbado con un amigo y tienes que matar el tiempo. Lo importante es no caer en el interrogatorio formal, hablar de lo que te apetezca en ese momento, sin que resulte forzado", me aconsejó Lombardía. Le confesé mi miedo al silencio sepulcral y me lo quitó con las siguientes palabras: "pues di que no se te ocurre nada y con esa frase harás que todo deje de ser tenso. Y de paso, el peso de las conversación recaerá en los dos".
Alarga el encuentro
Una de mis mejores primeras citas fue con Vane, una guionista de televisión que conocí por Internet. La mejor manera de mantener el interés en una cita ciega es cambiar de sitio varias veces mientras dura la cita.
"El objetivo de una primera cita está claro: es sentirse bien en compañía. Si habéis quedado es porque os gustáis, pero ahora se tiene que dar un paso más. Por eso es bueno tener pensado más de un plan, por si a uno de los dos no le apetece el primero", me recomienda Lombardía. Mi primer pensamiento cuando vi a Vane fue "tendremos suerte si pasamos de la primera copa". Otras mujeres que había visto con su mismo look (pequeñita, rubia y vestido de cóctel...) me habían resultado algo aburridas. Pero ella resultó tener más chispa de lo que yo esperaba. Me encantó su facilidad para reírse de todo, incluso de sí misma y de lo complicadas que son las primeras citas.
Después de algunas copas en un bar de hotel, estábamos ambos en buena onda, así que sugerí irnos a un pequeño restaurante de moda. A ella le encantó. Acabamos la noche con un beso, y salimos tres veces más en las dos semanas siguientes.
PLAN DE ATAQUE: "Busca lugares de manera que la energía fluya de más informales y divertidos a más románticos e íntimos", sugiere Christian Hudson, creador de la página web para encontrar pareja: thesocialman.com. Ni que decir tiene que tengas siempre a mano, cuando organizas una cita, lo necesario por si la cosa sube de temperatura. Lleva protección contigo.
Tienes que saber cuándo estás fracasando
¿Te ha pasado alguna vez quedar con una chica, pasar un rato genial según tú y luego no saber nada más de ella? Eso me ocurrió a mí, pero al revés, gracias a Nuria, una mujer que conocí también por Internet.
Ella era resultona, pero no me atraía físicamente, de modo que allí estaba yo, con una sonrisa forzada y riendo entre dientes, sólo por ser cortés. Después de una hora, le dije que tenía una cita ineludible. Al día siguiente, Nuria me mandó un dulce e-mail que yo nunca contesté. Pero estaba preocupado por mi cita con Marisa, una editora web que parecía muy interesada en mí, pero que al cabo de una hora me dejó tras una llamada de trabajo (a las 21 h). Según Julie Albright, socióloga y experta en relaciones de pareja en la USC, mi experiencia con Marisa refleja por lo que muchas chicas pasan en citas insatisfactorias. "Las mujeres suelen sonreír mucho para enmascarar emociones negativas, de modo que ella puede estar sonriendo a lo largo de tu interminable historia porque la encuentra realmente aburrida", dice Albright.
PLAN DE ATAQUE: Para descubrir si ella está realmente interesada en ti, busca gestos que signifiquen algo de verdad. Beber alcohol, tocarte, contacto visual intenso o inclinarse hacia ti son buenos signos. Si ella no está pendiente de su móvil, es una gran señal. ¿Que estás recibiendo estas señales? Intenta acariciarle la mano. Si ella no la retira, es que probablemente te la has ganado.
Sin duda han sido 10 días fantásticos. Tuve segundas citas con cinco de ellas, y con las tres que más me gustaron fui mucho más lejos. Creo firmemente, por ejemplo, en que al final de la noche, si quieres volver a verla, tienes que ir a por el beso. Puede que te suelte una bofetada, lo que significa que nunca hubieras tenido una oportunidad. Puede que ponga una mejilla, lo que significa que ella confía en ti por haberlo intentado. Y puede que te encuentres con sus labios, lo que significa que... bueno, eso seguro que ya lo sabes.
Orlando Quevedo
2 comentarios :
Un tema muy loable para un blog!
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