21 de abril de 2009

Supera el miedo escénico

Posted by Orlando Quevedo On 12:39 Sin Comentarios



Una presentación en el trabajo
Sudas, te tiemblan las manos, te quedas en blanco al empezar tu exposición y apenas logras balbucear algo coherente.
Sácale ventaja a la situación. Piensa que sabes lo que se va a tratar en la reunión, así que intenta trazar un plan previamente. Organiza tus ideas por puntos y, a su vez, divide éstos en sub-ideas. "Es normal estar nervioso. Los problemas surgen cuando la gente hace como si no pasara nada", explica la psicoterapeuta Ruth Muñoz, de la clínica Alhama en Madrid. "De hecho", continúa la experta, "la OMS asegura que una persona experimenta diariamente entre 12 y 20 situaciones incómodas". Aceptar los miedos ayuda a dominarlos. Piensa que la ansiedad se comporta como un virus: cuanto más bajas tienes las defensas, más virulento resulta el ataque. "Hay que mostrarse seguro y hablar despacio. De este modo, la frecuencia cardiaca y el pensamiento agitado disminuye", señala Muñoz. Recoge los puntos de vista de la gente que asista a la reunión. "Y confía en lo que estás contando".

Vas a una fiesta y no conoces a nadie
Te sientes como el patito feo...
Conviértelo en un juego: a ver con cuántas personas consigues hablar en media hora. Observa, elige tus objetivos y ataca. Si puede ser, que te acompañe un amigo pero, ojo, sólo para que haga de "observador", nunca de "interventor". Debería ser alguien lo suficientemente cercano para que te diese apoyo. Y para que luego, terminada la noche, te dijera si lo has hecho bien o mal. "Una buena manera de romper el hielo es tratar temas comunes", aconseja Ruth Muñoz. "Noticias de tipo social, temas que sean neutros. Hay que evitar las cuestiones de tipo personal". Una pregunta perfecta para abrir boca: "¿De qué conoces al anfitrión?".

Una entrevista de trabajo
Hablas como una ametralladora y pareces desesperado.
Toma aire (literalmente). Si te presentas al trabajo de tus sueños o a un puesto que te ayudará a progresar, la ansiedad aviva el fuego de tu entusiasmo y das la impresión de estar necesitado. "Hay que utilizar la técnica del suspiro", sugiere Muñoz. "Inspira profundamente el aire por la nariz y expúlsalo por la boca. Hazlo de 10 a 12 veces". La idea es regular la respiración. "Cuando estamos ansiosos, hiperventilamos, lo que hace que el corazón nos lata más rápido". Ojo también con tu lenguaje corporal: "la rigidez, el no mover las manos y hablar sin ofrecer argumentos son gestos propios de alguien que está ocultando algo", informa Muñoz. "El tamborileo con las manos, las piernas inquietas o hablar muy rápido, denota ansiedad". ¿Lo ideal? "Que los gestos de las manos sean fluidos y mirar a los ojos o a la boca de los entrevistadores".

Una primera cita
Después de pedir ya no sabes de qué hablar.
Deja de lado las emociones negativas e intenta concentrarte realmente en lo que estás sintiendo. Y quítale hierro al asunto: bromear sobre tu propio nerviosismo puede ayudarte a calmarte. "Hay que desdramatizar", aconseja la psicoterapeuta. "Lo peor que puedes hacer es intentar que no se note que estás hecho un manojo de nervios. En vez de conseguir ocultarlo, acabarás desbordando a la otra persona con tu ansiedad". Así que échate unas risas y... respira.

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