Los traumatismos craneoencefálicos, son aquellas agresiones que se dan sobre el cráneo y que pueden llegar a dañar las estructuras vasculares y del sistema nervioso que se encuentran en su interior. Supone una de las causas más importantes de muerte en los países desarrollados, especialmente en jóvenes. Es considerada la primera causa de pérdida de conocimiento y la causa más frecuente de epilepsia en la franja de edad entre los 18 y 35 años. Además, es la segunda causa de muerte por causa neurológica, tras los ataques cerebrovasculares, y se asocia en muchos casos con la presencia de secuelas incapacitantes. La mayoría de los casos de traumatismo craneoencefálico, suelen deberse a accidentes de tráfico, especialmente en los más jóvenes, seguidos de traumatismos casuales y accidentes laborales. En general, la repercusión de un traumatismo craneal, puede ser desde una mínima contusión y hematoma superficial sin ningún tipo de peligro, hasta fracturas craneales de su superficie curva, como de la base del cráneo. En cualquier caso, un traumatismo puede llevar a lesiones de estructuras situadas dentro del cráneo, como los vasos sanguíneos y el sistema nervioso central. En cuanto a las fracturas craneales pueden ser: • Lineales: por traumatismos de alta energía. La posibilidad de lesión neurológica no tiene porqué depender de la extensión de la lesión del hueso. En ocasiones, puede ser una fractura abierta y correr el riesgo de infección. • Con hundimiento: en este caso la energía del traumatismo se aplica sobre un área pequeña, y el hueso no sólo se rompe sino que se hunde. Tienen más riesgo de desembocar en crisis convulsivas. • Fractura compuesta: cuando existe comunicación cuero cabelludo, senos paranasales, celdillas mastoideas o el oído medio. Suelen infectarse con más frecuencia. • Fractura de la base del cráneo: Son graves y pueden originar trastornos de las estructuras del oído y de los nervios que salen del tronco del encéfalo. • Otras: diastática, en ping-pong, creciente. Las repercusiones neurológicas pueden surgir de conmociones cerebrales por el traumatismo, e incluso a grados diferentes, de hematomas intracraneales dependiendo de las estructuras dañadas. Así pueden afectarse diferentes estructuras vasculares, como la arteria meníngea media que origine un hematoma epidural, las venas subdurales que ocasionan una hemorragia subdural aguda o crónica. También pueden aparecer contusiones cerebrales hemorrágicas cerebrales. Las manifestaciones clínicas de un traumatismo craneoencefálico pueden ser muy variadas. En muchos casos leves como en la conmoción, puede existir dolor local e hinchazón, y tras el traumatismo, una ligera pérdida de conciencia y amnesia del episodio acontecido, que suele ser transitoria. Sin embargo en los casos más severos pueden aparecer graves secuelas. En el hematoma epidural en el que existe una acumulación de sangre entre la envoltura más externa del cerebro y el hueso, suele existir una pérdida de conciencia que se recupera con un periodo de lucidez, para, posteriormente, comenzar con un deterioro neurológico y del nivel de conciencia, que puede llevar a la aparición de crisis convulsivas, vómitos e incluso el coma. El hematoma subdural presenta, acumulo de sangre en el espacio entre la envoltura más externa del cerebro y éste, y es debido a la rotura de las venas cerebrales. Puede ser agudo o crónico. En el agudo aparece un deterioro del nivel de conciencia de forma rápida y síntomas neurológicos a lo que se añaden vómitos y dolor de cabeza. En el caso de los crónicos, aparecen con más frecuencia en ancianos y alcohólicos, y suelen ocasionarse por impactos leves que aparentemente no revisten mucha gravedad y que progresivamente y de forma más lenta, se acompaña de dolor de cabeza y pueden desembocar en un deterioro del nivel de conciencia. En las fracturas de la base del cráneo, puede existir la presencia de sangre por el oído, hematoma tras la oreja (signo de Battle) y alrededor de los ojos como los mapaches. También se pueden añadir trastornos debidos a lesión de los nervios que salen del tronco del encéfalo, como pérdida de los olores, parálisis de un lado de la cara, y alteración de los movimientos de uno o los dos ojos. A veces puede existir eliminación de líquido cefalorraquídeo por la nariz o el oído. En cualquier caso los traumatismos craneoencefálicos pueden desarrollar epilepsia postraumática. Es muy importante que el diagnóstico se realice con precocidad, dado que es el primer factor que reduce la mortalidad. El antecedente inmediato o lejano de un traumatismo precisa, de una correcta exploración neurológica y una investigación de los síntomas del paciente. Posteriormente se debe valorar si se precisa una evaluación radiológica mediante la realización de una tomografía craneal (escáner) o una resonancia magnética, para valorar posibles sangrados. Sin embargo, en cualquier caso, el diagnóstico obtenido mediante la exploración será el referente más fiable de lesión neurológica y posibles secuelas. En general debe realizarse un buen examen neurológico y una valoración de signos vitales, ya que algunos grados de coma con alteración de la ventilación, pueden precisar intubación orotraqueal y ventilación mecánica. En los pacientes que sólo presenten una conmoción cerebral, deben llevar una vigilancia durante 24 h bien en su domicilio o en el hospital. En los casos de hematoma intracraneal, deben ser valorados por un neurocirujano y conviene al menos observación en el hospital. En ocasiones se debe realizar una intervención quirúrgica urgente. Los traumatismos craneoencefálicos suelen ir acompañados de otros traumatismos como en el tórax y el cuello. Es muy importante la detección precoz de estas lesiones y la reducción del tiempo en su traslado a un centro cualificado, y asistencia durante el mismo.Qué es
Cómo se produce
Sintomatología
Diagnóstico
Tratamiento
Medidas preventivas
1 comentarios :
Buenas noches Dr. lo felicito en su ardua labor profesional, soy Docente a nivel de Proyectos, pero me gusta la neurocirugía por eso me interesa su blogs. Gracias y Éxito adelante
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